Hasta Okayama -una ciudad costera al sur del archipiélago asiático- llegó la estudiante de odontología UC, Constanza Magliona Agurto para vivir una experiencia de internacionalización de su carrera.
Como parte de un convenio, Constanza rotó por las diferentes especialidades del hospital de la Universidad de Okayama; como anestesia, odontopediatría, prótesis, prevención, cirugía, radiología, radiología, y endodoncia. “También tuve la oportunidad de interactuar con líderes en el campo y compartir experiencias con colegas internacionales, enriqueciendo significativamente mi perspectiva profesional y personal”, relata.
La estudiante participó de clases magistrales de distintas áreas. Además, visitó la fábrica de Morita, líder en producción de productos de tecnología médica: “Este encuentro me ofreció una visión fascinante del proceso de producción y la innovación detrás de los dispositivos médicos”, reconoce.
Junto a ella la acompañaron estudiantes de Vietnam, Brasil, Japón e Indonesia, con quienes tuvo la oportunidad de intercambiar experiencias y contarles más de nuestro país. “Aunque no compartimos el mismo idioma, estoy completamente convencida de que la sonrisa es el lenguaje universal”, comenta Constanza luego del vínculo generado entre los pasantes.
Para la futura cirujana dentista, las barreras culturales no fueron fáciles: “Latinoamérica y Chile son de piel, de saludos con besos y abrazos. En Japón el contacto físico no existe. Los saludos son reverencias, mientras más uno se inclina más respeto le tiene a la persona”, dice.
Por eso reconoce haber recibido manuales y vídeos para una mejor inserción: “Seguí todo al pie de la letra, y un día conversando mi tutor, el profesor asistente del Depto. Of Oral Diagnosis and Deptomaxillofacial Radiology de Okayama University Hospital, doctor Okada, me felicitó por lo ordenada y estructurada. Hasta se rio y me dijo que me relajara, que todo es parte de protocolos que tienen que hacer, pero es flexible”.
Odontología japonesa
Previo a su viaje al país Nipón, Constanza realizó su internado en un hospital y Cesfam, donde asegura que “se atendía un paciente cada 30 minutos”. Sin embargo, esta situación era distinta a lo visto en el hospital de la Universidad de Okayama, donde “cada jornada presentaba un flujo de pacientes bastante reducido, lo cuál me sorprendió considerablemente”, dice.
A pesar del bajo flujo de usuarios, destaca que hay un espectro más amplio de especialidades en comparación lo que había visto en Chile: “Entre esas destacaba la de prevención, donde descubrí que había pacientes -y no pocos-, que asistían regularmente a sus consultas durante más de 30 años, sin necesidad de intervenciones odontológicas. Esto resaltaba la eficacia del enfoque preventivo del sistema de salud japonés, ofreciendo una perspectiva única y valiosa en comparación con mi experiencia anterior en Chile”.
Constanza afirma que, aunque no existe una brecha significativa en términos de procedimientos y conocimientos, el desafío “primordial para Chile radica en asignar recursos a nuevas tecnologías para fortalecer la infraestructura básica, permitiendo así una mayor eficacia en los procesos, sin comprometer la calidad del servicio y la atención al paciente”.
Ahora, de regreso a Chile y ad-portas de titularse, considera que realizar esta pasantía al otro lado del mundo fue una instancia que le permitió ser más consciente de sus habilidades obtenidas mientras estudiaba. Además, la motivó a esta nueva etapa como profesional, destacando que “la cultura actúa como la fuente que enriquece y amplía nuestro conocimiento”. Por eso, a pesar de las diferencias existentes entre los países, asegura que: “Cuando la meta es mejorar la salud, las barreras deben ser derribadas, y el conocimiento debe ser una constante de motivación, ya que nunca será suficiente”.
